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Un viaje en primavera es la mejor opción para disfrutar del clima agradable y ver los encantadores pueblos italianos florecer

En primavera somos testigos del despertar de la naturaleza, capaz de transformar lugares y paisajes. Uno de los placeres más simples es explorar el entorno y captar las vistas y sonidos circundantes. Cuando elijas dónde ir en primavera en Italia, prepárate y déjate sorprender por los colores, los aromas y los paisajes increíbles, para vivir plenamente la temporada del renacimiento.
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Lagos
Lago di Bolsena

Lago di Bolsena

El lago de Bolsena, tierra favorita de los papas. El espejo de agua de Bolsena es el lago volcánico más grande de Europa: rodeado por una corona de colinas, a sus orillas se asoman espléndidos pueblos medievales, ricos de importantes obras de arte, herencia del señorío de los Farnesio y de los numerosos papas que han amado este territorio. Dos islas de naturaleza exuberante, la Bisentina y la Martana, emergen del lago. Sus aguas cristalinas te invitarán a disfrutar de varios deportes acuáticos, incluida la natación. Paisajes y buena comida El territorio del lago de Bolsena es uno de los más fascinantes del Lacio, el lugar ideal para pasar un fin de semana, o incluso una semana, disfrutando de la naturaleza, el arte, el paisaje y la buena comida. El pueblo lacustre de Bolsena está dominado por la fortaleza Monaldeschi della Cervara, que alberga un museo territorial, y rico de palacios, plazas e iglesias, entre ellas la barroca capilla del Miracolo, y restaurantes, donde puedes degustar platos a base de pescado de lago, la anguila y el corégono blanco. Si sigues el recorrido en sentido horario, en una colina se eleva Montefiascone, otro hermoso pueblo medieval, dominado por la imponente fortaleza dei Papi (siglo XII), desde la que tendrás la mejor vista del lago. ¡Aquí se bebe el vino blanco, el famoso Est! Est!! Est!!! De vuelta a la orilla, cruzarás Marta, un pueblo de pescadores con coloridas embarcaciones amarradas en las orillas, y llegarás al promontorio de Capodimonte, dominado por la fortaleza Farnese (obra de Antonio da Sangallo el Joven), con un precioso y pequeño puerto, desde el que se puede navegar hacia las islas, y playas en las que te podrás relajar. No te puedes perder, en la parte más alta, Valentano, el pueblo donde se instaló la familia Farnesio, embelleciéndolo con una majestuosa fortaleza, puertas monumentales (Magenta y San Martino) y numerosos palacios. También en Gradoli, un encantador centro que se eleva sobre un espolón de toba, se encuentra el palacio Farnesio, construido por el Papa Pablo III, que había elegido el pueblo como su residencia de verano. Tras el sendero de los Brigantes La orilla occidental del lago de Bolsena, desde Gradoli hasta San Magno, la más verde y boscosa, está bordeada por un tramo del sendero de los Brigantes, un itinerario de 100 km que puedes recorrer a pie, en bicicleta o a caballo. El sendero va desde la Reserva Natural de Monte Rufeno, en la frontera entre Lacio, Toscana y Umbría, hasta el pueblo de Vulci, en la Marisma del Lacio. Se trata de una ruta que hoy tiene un gran valor naturalista, pero que a finales del siglo XIX se encontraba entre las zonas más marginales y aisladas del país y en el que el encontró un terreno fértil el bandolerismo, fenómeno que vio extenderse a las bandas armadas dedicadas al robo y al asesinato. Los brigantes modernos la recorren para descubrir una Italia virgen, en la que aún queda mucho por descubrir. La isla Bisentina, un lugar de deleite La isla Bisentina, la mayor (con sus 17 hectáreas) del lago de Bolsena, forma parte del territorio municipal de Capodimonte: su nombre deriva del de una colina cercana, el monte Bisenzio. Habitada desde tiempos inmemoriales, la isla fue un lugar de refugio para las poblaciones ribereñas durante las invasiones bárbaras, para transformarse más tarde en un lugar de deleite cuando fue adquirida por la familia Farnesio alrededor del siglo XV. Hay constancia de que numerosos papas pasaron aquí sus vacaciones. Esto explica la presencia de varias capillas y edificios religiosos que datan de los siglos XV y XVI, siendo la más importante de ellas la iglesia de Santiago y Cristóbal, construida alrededor de 1500 con una cúpula de Vignola, uno de los más grandes arquitectos de la época. La isla sigue siendo privada y no se puede visitar, excepto durante los días del FAI (Fondo Ambiente Italiano). El misterio de la isla Martana La isla Martana, con su característica forma de media luna, mide unas 10 hectáreas y toma su nombre de la ciudad ribereña más cercana, el pueblo de Marta, del que dista unos 2 km. La historia de esta isla está ligada a los trágicos acontecimientos de una mujer: se dice que aquí tuvo lugar el asesinato de Amalasunta, una reina goda hija de Teodorico. A lo largo de los siglos, la isla fue habitada por varias comunidades monásticas y disputada entre la Santa Sede, Orvieto y Viterbo, luego fue propiedad de la familia Farnesio, que prefirieron la Bisentina para su ocio, y poco a poco fue abandonada. Hoy, la isla Martana también es privada y no es posible el atraque, pero se puede ver externamente gracias al servicio público de navegación lacustre, que ofrece excursiones desde el puerto de Bolsena, circunnavegando ambas islas y el promontorio de Capodimonte.
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