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Un viaje en primavera es la mejor opción para disfrutar del clima agradable y ver los encantadores pueblos italianos florecer

En primavera somos testigos del despertar de la naturaleza, capaz de transformar lugares y paisajes. Uno de los placeres más simples es explorar el entorno y captar las vistas y sonidos circundantes. Cuando elijas dónde ir en primavera en Italia, prepárate y déjate sorprender por los colores, los aromas y los paisajes increíbles, para vivir plenamente la temporada del renacimiento.
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Naturaleza
Parque nacional del Gargano

Parque nacional del Gargano

La belleza de la naturaleza, su relación con el hombre y el sentido de lo sagrado que esta transmite, estar rodeados por el abrazo de árboles de enorme altura y por el aroma de la sal que llega del mar, esto es más o menos en extrema síntesis lo que se vive en el parque nacional del Gargano, aunque hay muchas maneras de vivirlo. Cada estación ofrece una oportunidad diferente, y cada preferencia puede encontrar su recompensa. Se puede optar por visitar pueblecitos o abadías, iglesias inmersas en la naturaleza, explorar los aspectos geológicos, admirar paisajes, puestas de sol o zambullirse en el azul cobalto de las cuevas. El medio de transporte también puede variar y se puede elegir entre la bicicleta, la moto, el todoterreno, ir a pie o sobre la silla de un caballo. Hay varios centros de visitantes: Monte Sant'Arcangelo, San Marco in Lamis, San Nicandro Garganico, Manfredonia y Lesina. Para toda la información relacionada con el entorno natural, los itinerarios y las propuestas, para alquilar una bicicleta de montaña o contactar con un guía oficial, se recomienda encarecidamente ponerse en contacto con uno de estos centros. El parque se creó en 1995, con un territorio que se extiende por unas 121 000 hectáreas e incluye la mayor parte de la costa, la parte superior del promontorio, con la Foresta Umbra, y la reserva marítima del archipiélago de las islas Tremiti. La costa acantilada se caracteriza por el color blanco de la roca caliza, los bosques están poblados de hayas, tejos negros y encinas, verdaderos gigantes verdes de alturas y dimensiones monumentales, mientras que el sotobosque es el hábitat de zorros y jabalíes, del lobo, reintroducido y del corzo del Gargano. Además, muchas aves rapaces anidan en el interior, mientras que 80 variedades de orquídeas colorean las tierras estériles.
Lago de Vico

Lago de Vico

El lago de Vico, como los de Bolsena, Bracciano y Castelli Romani, también es de origen volcánico, pero en este caso las aguas están rodeadas de orillas verdes y solitarias. La altitud es de unos 500 metros sobre el nivel del mar, ocupa una superficie de 12 kilómetros cuadrados y un perímetro de unos 18 kilómetros, dimensiones mucho menores que en la antigüedad, cuando las aguas rodeaban el monte Venere, que hoy se eleva a cierta distancia de la orilla norte. Las aguas, que las autoridades declaran aptas para el baño, pueden alcanzar una profundidad de 45 metros, y albergan lucios, percas y corégonos. La fauna incluye martas, zorros, comadrejas y gatos monteses, así como tejones y puercoespines, y aves acuáticas como el somormujo lavanco. Entre la flora destaca una quincena de especies de orquídeas silvestres. La cuenca del Vico se encuentra en las laderas de los montes Cimini, con sus avellanos y sus bosques de robles, castaños y hayas, hasta casi los 1000 metros de altitud del monte Fogliano. Toda la zona está protegida desde 1982 bajo la denominación de Reserva natural del lago de Vico: son más de cuatro mil hectáreas recorridas por senderos, pero aún en gran parte intactas sin zonas urbanas, escasas playas equipadas con servicios y una única pequeña zona turística en la orilla sur, entre huellas dispersas de población remota desde el paleolítico. El pueblo de referencia para el lago de Vico es Caprarola, que hasta principios del siglo XVI, cuando la dinastía de los Farnesio lo compró al Papa Julio II, era simplemente una aldea. Hoy se menciona en todos los manuales de historia de la arquitectura por la originalidad del Palazzo Farnese, diseñado en la segunda mitad de ese siglo por Jacopo Barozzi, apodado «il Vignola».
Pueblos
Montefiascone

Montefiascone

La colina de Montefiascone mira hacia el lago de Bolsena, junto a los antiguos recorridos de la vía Cassia, trazada por los cónsules romanos, y de la vía Francígena, recorrida por los peregrinos medievales que se dirigían a Roma. El lugar adquirió gran importancia como sede de los rectores papales de Tuscia, que durante siglos se alojaron aquí, entre los jardines y con vistas a la Rocca dei Papi. El nombre de la localidad recuerda, aunque no se sabe si de manera intencionada, a los vinos de la zona. Lo que sí se sabe es que, en el siglo XII, el prelado alemán Johannes Defuk certificaba la presencia de buenos vinos en los lugares por los que viajaba con el término «Est!» (¡Hay! en latín), y aquí anotó «Est! Est! Est!» con evidente entusiasmo. La lápida del cardenal Defuk está colocada cerca de la entrada de la iglesia de San Flaviano, al comienzo de la vía Francígena en dirección a Orvieto. El edificio en sí merece una parada por su singularidad arquitectónica, al estar compuesto por dos espacios, uno encima del otro: la fachada tiene una logia del siglo XVI que asciende mediante arcos románico-góticos, con la curiosidad añadida de que las dos iglesias están orientadas en direcciones opuestas. Y en ninguna de las dos faltan los frescos. Más arriba, el perfil de Montefiascone está marcado por la cúpula del siglo XVII de la catedral, que ahora presenta una portada neoclásica de mediados del siglo XIX, aunque su estructura general es de principios del siglo XVI. Sin embargo, no debes perderte el resto del centro histórico. Si tienes tiempo para recorrer la zona, lo ideal sería llegar, por las carreteras provinciales que van hacia Orvieto, hasta las dos Bagnoregio, ubicadas en sus respectivos promontorios de toba: Balneum Regis ya se mencionaba en documentos del siglo VI, y esa historia es claramente palpable. El núcleo original del asentamiento, Civita, está separado del resto de la localidad y hoy en día solo es accesible gracias a un pintoresco puente de hormigón armado. El espectáculo es algo absolutamente fuera de lo común, que este pueblo que parece estar suspendido en el aire permite disfrutar aún más gracias a sus cafés y talleres artesanales, los cuales viven de la inevitable afluencia turística. Las calles estrechas y las casas de sabor medieval son su seña de identidad, así como iglesias, palacios y un museo geológico que explica el porqué de la continua erosión en el valle de los Calanchi.
Cicloturismo
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Siguiendo los pasos del Giro de Italia 2022: Sanremo - Cuneo

Pedalear a lo largo de esta ruta es experimentar una lucha entre la cabeza y el corazón. La primera te obliga a mantener la vista en el asfalto y la segunda te invita a mirar hacia arriba. Hacia colinas, fortificaciones y terrazas que te enamorarán Tres escenarios en uno Playas anchas y arenosas, intercaladas por escollos y largos tramos de roca: estamos en la Riviera dei Fiori, en la Liguria occidental, donde las colinas cubiertas de matorral mediterráneo crecen al lado del mar. El paisaje cambia radicalmente en las Altas Langhe, las colinas piamontesas que limitan con Liguria, dedicadas a la viticultura. Aquí, las laderas son más escarpadas, pero siempre encantadoras en su vestido cambiante en cada estación: verde en primavera y verano, blanco como la nieve en invierno, amarillo y anaranjado con el follaje otoñal. Por último, la provincia de Cúneo está enclavada en el Alto Valle del Tanaro, un entorno natural todavía virgen, con densos bosques de robles, castaños, hayas y pinos, donde las líneas del horizonte se vuelven más verticales: son las paredes de los Alpes ligures y, más allá, las del arco alpino. En bicicleta desde el oeste de Liguria hasta el Piamonte La Riviera dei Fiori y las colinas piamontesas. El mar Tirreno y el arco alpino embelesan la vista y calman la mente. Es difícil imaginar un itinerario más rico que este, que serpentea por las carreteras de la 13ª etapa del Giro de Italia 2022. Al patrimonio natural se suman los elementos históricos, artísticos y espirituales. Y una invitación a todos los amantes de las dos ruedas: mirad hacia arriba. No os limitéis a las subidas (una, en realidad) pedaleando, sino que también podéis aprovechar las torres, los aerostatos y las cúpulas. Desde arriba, este territorio resultará incluso más maravilloso.
Cicloturismo
giro d italia 18

Siguiendo los pasos del Giro de Italia 2022: Borgo Valsugana - Treviso

A lo largo de esta ruta del Trentino al Véneto, todo está dictado por la naturaleza: el paisaje, el arte, la artesanía, el urbanismo. Incluso los ritmos sobre los pedales, sostenidos sí, pero no demasiado, para permitirte sentir la brisa de las colinas y el olor de las bodegas Todos los tonos de verde Enclavada entre la cadena de Lagorai al norte y las estribaciones alpinas vicentinas al sur, la Valsugana es un paraíso de bosques centenarios, fuentes termales, colinas plantadas de viñedos y prados salpicados de caseríos. Aquí,la ecosostenibilidad es el primer mandamiento: en el centro del modelo turístico están la salud del medioambiente y el bienestar de la sociedad que habita la zona. Una filosofía que se extiende a las colinas de Prosecco de Conegliano y Valdobbiadene, patrimonio mundial de la UNESCO: una extensión de alturas impenetrables, bordadas con hileras paralelas de vides, símbolo de la perfecta simbiosis entre el hombre, con su riqueza de conocimientos, y la naturaleza, con sus recursos. Por último, la llanura del bajo Véneto, una zona llena de recursos hídricos, como los ríos Piave, Sile y Livenza. Ruta en bicicleta por Valdobbiadene Desde Valsugana, el valle modelo de la ecosostenibilidad, hasta Treviso, pasando por las colinas de Valdobbiadene con sus preciados viñedos. En estas líneas te hablamos de una ruta llena de subidas y bajadas fáciles de recorrer, inspirada en la etapa número 18 del Giro de Italia 2022. ¿Qué debes esperarte? Una tierra que no impresiona con sus subidas, sino con otros efectos especiales: se transforma en obras de arte, da espacio al hombre y a sus herramientas agrícolas, regala bocanadas de calor que salen de su vientre. En resumen, se convierte en una amiga. También de vosotros, ciclistas, que estáis a punto de cruzarla.
Naturaleza
La «Via del Giovane» en el Camino de Francisco de Paula, en Calabria

La «Via del Giovane» en el Camino de Francisco de Paula, en Calabria

Caminar por la Via del Giovane no es solo sumergirse en un recorrido con una marcada identidad religiosa, sino también dejarse abrazar por suntuosos bosques de hayas y castaños centenarios y abrir la mirada al horizonte sobre las vastas colinas del Parque Nacional del Pollino. Estamos en esa parte del Pollino que mira a la costa del Tirreno, conformada por altozanos que dominan el valle del Crati, salpicados de antiguas iglesias, santuarios y monasterios. El itinerario de 49 km está certificado por el Touring Club Italiano y forma parte del más largo de los Caminos de Francisco de Paula (247 km), santo ermitaño fundador de la orden de los Mínimos. Para Francisco fue un camino marcado por la inquietud, durante el cual sintió arder en su interior el fuego de la vocación y el deseo de dedicar su vida a la religión, pero al mismo tiempo la incertidumbre de no saber cómo hacerlo. La primera etapa, la de la iluminación, es el pequeño y antiquísimo pueblo del interior llamado San Marco Argentano, a unos 420 metros sobre el nivel del mar. Desde aquí llegamos a Cerzeto, un municipio de etnia, lengua y cultura italoalbanesa, para dirigirnos a continuación hacia el mar Tirreno atravesando la cadena costera hasta llegar a las evocadoras vistas del santuario de San Francisco de Paula. El trazado se desarrolla casi en su totalidad sobre un camino de tierra, sin puntos peligrosos.
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