La fiesta de Santa Lucía es una inmersión en las tradiciones populares desde Siracusa a Venecia
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En Siracusa, su ciudad natal, donde la Santa es la patrona, la fiesta se celebra con una imponente procesión. En cambio, en el Norte Santa Lucía es un Papá Noel femenino.
Un viaje en estas fechas nos aporta la emoción de poder entrar en contacto con antiguos ritos populares, que aún hoy se viven intensamente.
Procesión y ritos en honor de Santa Lucía en Siracusa
Santa Lucía nació en Siracusa, ciudad de Sicilia, donde el culto a la mártir y patrona constituye el centro de una ferviente devoción popular. El día de las celebraciones es el 13 de diciembre, fecha que coincide con su martirio en el año 304 d.C., tras las persecuciones de los cristianos por Diocleciano.
En ese día, una solemne procesión acompaña a la estatua y a las reliquias de la Santa desde la Catedral hasta la iglesia de Lucia al Sepolcro, recorrido que se hace a la inversa el día 20 de diciembre. La estatua es una preciosa representación de plata, que data de 1599: la Santa lleva en la mano izquierda una palmera y un lirio, símbolo de la pureza, en el pecho el relicario con las reliquias, en la garganta un puñal tachonado de gemas y en la mano derecha un plato con sus ojos. El nombre Lucía procede del latín lux, luz. La leyenda cuenta que a Lucía le sacaron los ojos, un mito por el que se la considera Protectora de la Vista.
Asistir a la procesión nos reserva profundas emociones. La estatua es llevada a hombros por las calles del centro histórico, la antigua Ortigia, y muchos devotos caminan descalzos, entre velas encendidas y flores.
Para sumergirse en las fiestas y tradiciones vinculadas al culto de Santa Lucía, es aconsejable viajar a Siracusa con cierta antelación, para poder vivir unos días intensos: el desfile de la banda musical por las calles, las misas y la bendición de la Reliquia son el 9 de diciembre.
El 13 de diciembre por la mañana, la cita es en la Catedral, donde un alto prelado celebra el Pontifical, preludio de la procesión que sale a las 15.30 horas.
Photo credit: Davide Mauro
Los milagros y el plato símbolo de la fiesta de Santa Lucía, para participar plenamente en el ritual
A Santa Lucía se le atribuyen muchos milagros relacionados con las hambrunas en Sicilia. El principal tuvo lugar en la famélica Siracusa del siglo XVII. Los ciudadanos, invitados a rezar por el obispo de la época, se dirigieron a su patrona para que pusiera fin a la hambruna. Y así ocurrió según el mito, ya que entonces llegaron al puerto barcos cargados de legumbres y trigo. En esta leyenda se basa la norma por la que se prohíbe el consumo de pan y pasta el 13 de diciembre: en aquel día la población, ansiosa por alimentarse, no molió el trigo, simplemente se lo comió hervido.
El símbolo gastronómico de la fiesta de Santa Lucía en Siracusa es, por lo tanto, la “cuccìa”, término derivado de grano, y se trata de trigo hervido bien condimentado. La versión dulce lleva queso ricotta y miel, hoy en día también se pone chocolate, o leche, azúcar y “zuccata” (dulce de calabaza), mientras que la versión salada es una sopa vigorizante con judías.
En las fiestas de Santa Lucía no os espera un periodo de penitencia, al contrario, es una alegre convivencia donde las protagonistas son otras irresistibles especialidades regionales, desde los arancini (croquetas de arroz) a los buñuelos.
Santa Lucía y Venecia están enlazadas por un doble hilo
La fiesta de Santa Lucía se celebra en muchas otras ciudades italianas.
Ese mismo día, el 13 de diciembre, Venecia honra a la Santa, ya que diversas fuentes entre la historia y el mito informan de que su cadáver llegó a la ciudad, donde aún descansan sus restos.
¿Os habéis preguntado alguna vez cuál es el nombre de la estación de tren de Venecia? En efecto, se llama Santa Lucía, lugar que en su día albergó la Iglesia de Santa Lucía, donde se guardaban sus restos, antes de ser transformada en un nudo ferroviario, tras la demolición del lugar de culto. Los restos se trasladaron entonces a la magnífica iglesia de San Jeremías, con vistas al Gran Canal, donde aún hoy se encuentran y donde podéis participar en las celebraciones religiosas de ese día de la fiesta.
En el norte de Italia, Santa Lucía es un Papá Noel femenino
En el norte de Italia, Santa Lucía es la encargada de entregar regalos a los niños, anticipando la magia de la Navidad: no llega en trineo sino a lomos de un burro.
En el calendario antiguo, el 13 de diciembre coincidía con el solsticio de invierno, y en el campo existía la costumbre de regalar parte de los productos de la tierra a las familias que no habían podido beneficiarse de una cosecha abundante. De ahí la tradición de los regalos de Santa Lucía, que se extendió de Venecia a Brescia, de Udine a Verona, y luego a las ciudades del Trentino Alto Adigio.
Invitad a los niños a escribir sus deseos en una cartita el 12 de diciembre, y durante la noche, Santa Lucía llegará hasta allí para concedérselos. Pero sólo recibirán juguetes si dejan en la mesa galletas y un vaso de vino o leche para ella, así como una zanahoria para el burro.