La presa del Vajont: un monumento a la memoria y a la naturaleza
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Inmersa en el espectacular paisaje de los Dolomitas friulanos, la presa del Vajont es testimonio del ingenio y, al mismo tiempo, de la arrogancia del hombre frente a la naturaleza.
Construida para suministrar energía eléctrica a los valles aprovechando las aguas del torrente Vajont, el 9 de octubre de 1963 la presa provocó un desprendimiento que, desde el monte Toc, situado junto al torrente, cayó en el lago artificial creado por la presa. La ola ascendente devastó completamente Longarone y parte de los pueblos de Erto y Casso, causando casi 2000 víctimas.
La historia de la presa
El torrente Vajont discurre por el valle de Erto y Casso (hoy en la provincia de Pordenone) y desemboca en el Piave frente al pueblo de Longarone, en la provincia de Belluno.
La historia de la explotación económica de sus aguas tiene orígenes lejanos: la primera propuesta, a la que siguieron varias otras, se remonta incluso a principios del siglo XX. Sin embargo, el proyecto propiamente dicho para la construcción de la que iba a ser la presa más grande del mundo se remonta a unos cincuenta años más tarde: las obras comenzaron en 1957, sin la autorización ministerial, que no llegó hasta 1959, cuando las obras ya estaban muy avanzadas.
La presa del torrente Vajont debía permitir la creación de un gran embalse para la producción de energía hidroeléctrica.
La empresa constructora es Sade (Società Adriatica di Elettricità).
La presa, de 261 m de altura y 190 m de longitud, se convierte en un coloso artificial en el valle: una instalación de poder, un símbolo de la confianza del hombre en su capacidad para dominar la naturaleza.
Pruebas y advertencias
En septiembre de 1959, una vez terminada la presa, comienzan las pruebas de embalse. Los accidentes en las instalaciones cercanas llevan a la Sade a realizar una serie de controles, que detectan movimientos inestables en la ladera del monte Toc, bajo cuya superficie se observan masas en lento derrumbe: en práctica, se trata de un desprendimiento de origen antiguo, con un frente de 2,5 km. En noviembre de 1960, un bloque de 700 000 metros cúbicos de roca se precipitó dentro del embalse, generando una ola de unos 10 metros de altura. Afortunadamente, no hubo víctimas. Las pruebas de vaciado y embalse continuaron provocando otros movimientos del desprendimiento. La Sade y la comisión ministerial de control ignoraron o minimizaron estas señales. Por el contrario, el objetivo era probar la presa llevándola al máximo de sus posibilidades: una vez alcanzados los 700 m, se decidió continuar con una nueva elevación del nivel del embalse, llevándolo a 715 m sobre el nivel del mar.
El desastre
El 9 de octubre de 1963, a las 22:39, una enorme masa de roca, estimada en unos 260 millones de metros cúbicos, se desprende del monte Toc y cae en el lago artificial creado por la presa de Vajont. La ola de agua generada subió decenas de metros por las laderas del lado opuesto, superó la propia presa y se abatió sobre el valle situado debajo, arrasando Longarone y los pueblos vecinos.
En pocos minutos, mueren 1917 personas, 400 de las cuales nunca fueron encontradas. Pueblos enteros desaparecen bajo una inmensa ola de agua y escombros que arrasa casas, carreteras y vidas humanas.
El papel del Estado
En la historia del desastre del Vajont, la creación de Enel en 1962 es un hecho determinante: Sade está interesada en vender sus instalaciones a la nueva empresa estatal y, por esta razón, a pesar de que las pruebas y las investigaciones revelan la posibilidad de situaciones catastróficas, esta información no se comunica a la comisión ministerial. Enel adquirió la central de Vajont en marzo de 1963 y siguió adelante con lo que ya había iniciado Sade, haciendo caso omiso de las preocupaciones expresadas por las administraciones municipales locales, el Consejo Provincial de Belluno, la asamblea de la cuenca hidrográfica del Piave, algunos periodistas y los comités en los que participaban cientos de ciudadanos.
El periodo posterior al Vajont fue una larga agonía civil: juicios, litigios, reconocimientos y renuncias. El Estado se encontró al mismo tiempo víctima y responsable, juez y acusado.
El Vajont hoy en día
La catástrofe de Vajont no causó daños particulares a la presa, que de hecho sigue allí hoy en día, como monumento conmemorativo. En el territorio, en cambio, las huellas de la tragedia son indelebles: en primer lugar, el inmenso desprendimiento de tierra y los restos de los edificios que los habitantes del valle limpian regularmente de maleza.
Para quienes deseen conocer la historia de este suceso, el Parque de los Dolomitas friulanos ha organizado una exposición en el Centro de Visitantes de Erto y Casso y ofrece visitas guiadas de diferente duración a la coronación de la presa y a otros lugares significativos: la antigua obra, el recorrido al pie del monte Toc, el bosque que ha crecido sobre el desprendimiento. También merecen una visita los pueblos de Erto y Casso, con su arquitectura típica.