Sorbara y el Food Valley
Comenzamos nuestro recorrido en Sorbara, cuna de una de las versiones más apreciadas del lambrusco, la cepa reina de la región, el Lambrusco de Sorbara DOC. Estamos en el corazón de Emilia, en la llanura de Módena, a los pies de los Apeninos. Precisamente aquí nace una noble expresión del lambrusco que deriva del «millerandage», una anomalía de la floración del racimo que contribuye a una mayor concentración aromática de las uvas. Elegante y fresco en boca, con una espuma fina y persistente, el Lambrusco di Sorbara DOC desprende notas de violetas en la copa. Un vino que ya era apreciado en la época romana, pero extremadamente moderno al gusto, tanto en forma «frizzante» como espumosa. Combina a la perfección con los típicos embutidos de Emilia. No puede faltar una visita a Parma, con la mágica atmósfera de la Piazza del Duomo y del centro histórico, y a los Musei del Cibo a las afueras de la ciudad, para apreciar la historia y las tradiciones del «parmigiano reggiano», del jamón de Parma y de otras viandas típicas, que marcan el atractivo enogastronómico del Food Valley.
Castelvetro di Modena: la otra cara del lambrusco
El itinerario por los territorios vinícolas de Emilia-Romaña continúa hacia Módena, entre las suaves ondulaciones de Castelvetro di Modena, un pueblo de alma medieval famoso por el característico pavimento a cuadros de Piazza Roma y por el Lambrusco de Grasparossa DOC. Bautizado así por el color rojo intenso de las hojas de vid que tiñen el paisaje en la estación otoñal, este vino se presenta en copa con intensos matices violáceos. Al probarlo, desprende toques de almendra y muestra una mayor estructura y contenido en taninos que su «primo» de Sorbara. A pocos kilómetros te recomendamos que visites el Museo dell'Aceto Balsamico Tradizionale di Modena (Museo del Vinagre Balsámico Tradicional de Módena), para recorrer siglos de historia, tradiciones y costumbres de este preciado néctar.
Bolonia y sus colinas
Entre los diversos sabores, nuestro recorrido continúa hacia Bolonia para descubrir la DOC Colli Bolognesi. La denominación, en rosados y blancos, incluye numerosas variedades de uva entre autóctonas e internacionales. Pero la verdadera protagonista es la variedad pignoletto, una vid histórica reconocida ya por Plinio el Viejo por su aroma, que da lo mejor de sí misma tanto en la versión clásica «frizzante» como en la tradicional. Una visita que no debes perderte es descubrir Bolonia, con su inmenso patrimonio cultural y su rica tradición enogastronómica. Desde los pórticos de San Luca alle Due Torri, pasando por la Piazza Maggiore y la calle del «jazz», una ocasión única para que descubras las maravillas de la ciudad boloñesa.
La Romaña: de Forlì a Rávena
En la última etapa del «enotour» descubriremos el corazón palpitante de Romaña. Aquí comienza la historia de la Romagna Albana DOCG, una denominación conocida tanto en la tipología dulce como en los vinos de pasas, capaz de conquistar el paladar incluso en la versión seca, más fresca y con un «bouquet» floral. Un vino cálido y envolvente, como lo es la tierra donde nace. La Romaña es un territorio con muchos matices, entre los mosaicos bizantinos de Rávena, la combinación entre el estilo renacentista y la arquitectura racionalista del centro histórico de Forlì, un chapuzón en el Adriático en Rímini y Riccione y un paseo por los pintorescos canales de Cervia.
El recorrido por los sabores de la región solo puede terminar con una degustación de la icónica «piada». La reina de las mesas romañolas, es un verdadero símbolo de la cocina de Romaña, que debe degustarse en todas sus formas, más fina en la zona de Rímini, más gruesa hacia el interior, y en todos sus deliciosos rellenos.
Podrás descubrir las bodegas del Movimento Turismo del Vino de Emilia Romaña en