Norcia
El viaje comienza en la verde Valnerina. Después de recorrer un breve tramo de la carretera provincial, gira en dirección a Nursia, ciudad natal de san Benito, patrón de Europa. Algunas subidas y bajadas por la ladera de una pequeña colina y ahí aparece Preci, un sugerente pueblo medieval ubicado dentro de una fortaleza. La pequeña localidad, incluida en la lista de los pueblos más bellos de Italia, está inmersa en la naturaleza salvaje del parque nacional de los Montes Sibilinos y conoció su máximo esplendor en el siglo XVI con la escuela quirúrgica local, especializada en la extracción de cálculos renales. Afectada por el terremoto de 2016, que dañó gravemente la abadía de Sant'Eutizio e inutilizó el centro histórico durante algún tiempo, Preci es una localidad que deja huella.
Continúa pedaleando y afronta el primer desafío: una subida de 8 kilómetros que alcanza pendientes de cierta importancia. Pero el esfuerzo se ve recompensado por la rara belleza del paisaje. Te encuentras en Nursia, cuyo nombre procede del apelativo etrusco para la diosa de la fortuna, Northia. Te fascinará el corazón de la localidad, desde Piazza San Benedetto, con la estatua central del santo, hasta la basílica, con su alto campanario.
La excelente cerveza de los monjes benedictinos es perfecta para acompañar al verdadero protagonista de las mesas: el cerdo, un plato tan relevante que da nombre a una profesión en italiano, la del «norcino» o matarife, el que mata al cerdo y procesa su carne.
La meseta del monte Vettore y Castelluccio
Una vez digerida la cena, al despertar podrás partir tranquilamente. Te espera una larga subida hasta la llanura de Castelluccio. Una vez en las laderas del monte Vettore, si tienes la suerte de completar el trayecto entre finales de mayo y mediados de julio, podrás presenciar el colorido espectáculo de la floración: un mosaico de colores que rompe, durante unas semanas, la monotonía cromática del pasto, con tonos y matices que van del amarillo ocre al rojo. Las especies florales que tiñen el Pian Grande (llanura grande) y el Pian Perduto (llanura pequeña) son muchas, entre ellas el narciso, la «Gentianella», la violeta, la amapola, la viola, el trébol y muchas otras variedades. Además, resulta peculiar el bosque de coníferas con la forma de Italia, que se encuentra en las laderas de Poggio Croce.
Has terminado tu viaje y te mereces una parada restauradora. La «norcineria» forma parte de la tradición histórica del lugar, pero la reina de la mesa es la lenteja, que vive en simbiosis con las plantas y que colorea los campos, junto con las demás especies, en el período de la floración.