Umbria: Camino de San Benito
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Desde Nursia (en italiano Norcia) a Montecassino: el Camino de San Benito serpentea a lo largo de unos 300 km, recorriendo en 16 etapas la vida del Santo entre Umbría y Lacio, desde su ciudad natal hasta la abadía donde fundó la famosa regla basada en el precepto «Ora et labora». El camino, rodeado de paisajes naturales intactos del centro de Italia, pueblos medievales y testimonios espirituales, ofrece una experiencia única de contemplación, descubrimiento y buena comida.
Norcia, cuna de San Benito
Junto con Asís y Cascia, Nursia es una de las ciudades símbolo de la Umbría mística y espiritual. Ciudad natal de San Benito y de su hermana Santa Escolástica, la ciudad de Nursia es meta de fieles, etapa de peregrinación y punto de partida del Camino de San Benito. Enclavada en el corazón de los montes Sibilinos y rodeada de encantadores paisajes naturales en los que se alternan densos bosques de montaña con suaves colinas cultivadas, Nursia es un tesoro repleto de historia, arte y cultura. La Basílica de San Benito, construida sobre los restos de la casa natal del santo, está siendo reconstruida en la actualidad tras el dramático terremoto que la devastó en 2016, pero sigue siendo el centro espiritual de la ciudad y el punto ideal desde el que dar el primer paso del camino.
Cascia, ciudad de Santa Rita
Continuando por el camino se llega hasta Cascia, conocida por el Santuario de Santa Rita, lugar de peregrinación internacional. Santa Rita, conocida como la santa de los imposibles, vivió y trabajó en esta ciudad y su santuario es un lugar de gran devoción.
Impregnada de misticismo, Cascia es un pueblo evocador en el que detenerse a contemplar lugares simbólicos de meditación y recogimiento como el Monasterio de Santa Rita. La ciudad, encaramada en una colina, ofrece unas impresionantes vistas panorámicas de los valles circundantes, sumergiendo al peregrino en una atmósfera de paz y serenidad.
No se puede abandonar Cascia sin llegar hasta Roccaporena, la «Roca Sagrada» donde nació Santa Rita, situada en el fondo de un pequeño desfiladero excavado por el río Corno. Se puede llegar a la cima del acantilado subiendo por un vía crucis de 300 escalones: una vez en la cima, se capta la atmósfera profundamente espiritual del lugar y la belleza del paisaje, que engloba en un solo abrazo los montes Sibilinos al norte y los montes Reatinos al sur.
Monteleone di Spoleto: un pueblo medieval rodeado de montañas
La siguiente parada es Monteleone di Spoleto, uno de los pueblos con más encanto de Umbría, situado a más de 1.000 metros de altitud. Este pequeño pueblo medieval, rico en historia y tradición, ofrece una cálida bienvenida a los peregrinos.
El símbolo del pueblo es la Puerta del Reloj, pero su joya es sin duda la famosa biga, carro de desfile, un extraordinario producto de los talleres etruscos que data de alrededor del 540 a. C.
Merece la pena visitar la iglesia de San Francisco, con su hermoso portal gótico, el complejo de Santa Catalina, la iglesia de San Nicolás y el palacio Bernabò, del siglo XV. También merece la pena visitar el Museo de la Civilización Campesina, testimonio de la vida rural de la zona.
La cocina de Umbría en el Camino de San Benito: un viaje a través de los sabores
Los territorios umbros atravesados por el Camino de San Benito tienen una fuerte tradición rural y agrícola. Es en Nursia donde nació el arte de la charcutería, con sus excelentes productos como el jamón de Nursia. Además de los embutidos, también son excelentes los quesos, como el requesón salado de Valnerina, con denominación Slowfood. También son famosas y se exportan a todo el mundo las legumbres, con la famosa lenteja de Castelluccio y la Roveja de Civita di Cascia, y los cereales, como la escanda de Monteleone di Spoleto y el trigo sarraceno de Valnerina. La reina de la mesa es la preciada trufa negra de Nursia, con la que se condimentan deliciosos platos de pasta fresca.
Hospitalidad en el Camino de San Benito en Umbría
«Por tanto, tan pronto como el huésped se anuncia, los superiores y los hermanos han de salir a su encuentro con toda la solicitud que el espíritu de caridad comporta... con especial cuidado y atención se ha de acoger a los pobres y a los peregrinos, porque precisamente en ellos se acoge aún más a Cristo», dice la Regla de San Benito.
A lo largo de las etapas del Camino, hay instalaciones dedicadas a acoger a los peregrinos, tanto bajo donativo como comerciales. Los establecimientos no comerciales son conventos, casas de huéspedes de monasterios y casas particulares que acogen a los peregrinos a cambio de ofrendas gratuitas. Por lo general, no se proporciona ni la cena ni el desayuno. Los establecimientos comerciales son bed & breakfasts, casas rurales y pequeñas pensiones familiares que ofrecen una hospitalidad austera y que también proporcionan desayuno o media pensión.
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