Resumen
Huellas de un importante asentamiento de los antiguos samnitas se encuentran en el monte Saraceno, a mil metros sobre el nivel del mar en el valle del Trigno y a un kilómetro de Pietrabbondante. Quedan partes de fortificaciones del siglo IV a. C., desmanteladas por los romanos al final de la tercera y última de las guerras que se libraron entre los dos pueblos hasta la victoria de Roma.
Luego, entre los siglos III y I a. C., los samnitas se dotaron, en un lado del monte, de un majestuoso santuario, conectado a una cávea semicircular como la de un teatro. Evidentemente, debía servir para reafirmar la identidad de la nación derrotada y constituir un centro religioso y político fundamental.
El núcleo más relevante del complejo incluye, además de la cávea, dos templos que se remontan a distintas épocas. Del templo más pequeño, construido a principios del siglo II a. C., queda el podio. En cambio, el templo mayor y la cávea forman parte de un proyecto unitario realizado entre los siglos II y I a. C.: se levantaron sobre los restos de un edificio que los cartagineses de Aníbal habían destruido durante su guerra de invasión. De hecho, los samnitas, tras la derrota, habían aceptado convertirse en socios de Roma.
Particularmente bien conservada está la cávea, el llamado teatro: construida a finales del siglo II a. C., se cree que tenía la función de lugar dedicado a las asambleas. Detrás de ella se encuentra el templo mayor, terminado a principios del siglo I a. C.: se conservan su imponente podio y dos de las tres zonas que preceden a la escalera de acceso al pronaos.
En 2002 se identificó, en la terraza al suroeste del complejo, un edificio construido a finales del siglo II a. C., la llamada Domus publica, probablemente destinada a sede del sumo magistrado de la nación samnita y a las actividades rituales con motivo de las fiestas religiosas.
