Resumen
En el valle del Isarco/Eisack, la localidad de Ponte Gardena/Waidbruck está dominada por uno de los complejos fortificados más grandiosos de Tirol del Sur. La historia del edificio se remonta al menos al siglo XII, como lo demuestra un documento que lo declara habitado por un descendiente de los señores de Castelrotto/Kastelruth, en las cercanías de Alpe di Siusi/Seiser Alm. La sucesión de señoríos fue continuada por la familia gobernante de Feldthurns/Feldthurns, los condes del Tirol y, finalmente, la dinastía von Wolkenstein. A esta última familia se deben las notables ampliaciones de los siglos XVI y XVII, con la adición de grandes espacios de recepción, hasta alcanzar la estructura que conserva actualmente el castillo.
La familia von Wolkenstein seguiría siendo la dueña durante más de seis siglos: ya a principios del siglo XV con la presencia del gran poeta, compositor y viajero Oswald, y en el siglo XVII con las renovaciones de estilo renacentista ordenadas por el barón Engelhard Dietrich. Luego, el castillo cayó en un estado de decadencia, interrumpido definitivamente a finales del segundo milenio por el Südtiroler Burgeninstitut o Instituto de los Castillos del Alto Adigio. Se han llevado a cabo restauraciones decisivas y posteriormente se ha inaugurado también el Südtiroler Burgenmuseum o Museo de los Castillos del Alto Adigio: hay que pasar revista a unos ochenta modelos reproductivos a escala.
El edificio en sí está en excelente estado, entre caminos de ronda, paneles de los siglos XVI y XVII, estucos y muebles renacentistas. Destacan el techo artesonado de madera con incrustaciones en la Sala de los Caballeros, una espléndida stube gótica y los frescos de la capilla. Pero cuidado, porque solo se puede llegar a pie desde el pueblo de abajo: en un cuarto de hora por una carretera medieval asfaltada o en media hora por una pendiente menos pronunciada.
