Basílica de San Pedro
Sede universal de la Iglesia Católica en Roma, Capilla Pontificia, y destino de toda peregrinación a la ciudad santa, la Basílica de San Pedro alberga célebres obras de arte celebrando la fe cristiana.
Precedida por la espectacular columnata de la Plaza de San Pedro, tiene una majestuosa fachada y está coronada por la gran cúpula diseñada por Miguel Ángel. Una de las obras maestras arquitectónicas mundiales, es el resultado del trabajo de decenas de diseñadores a lo largo de 160 años.
La tumba de San Pedro
Su construcción la inició en 1506 el Papa Julio II, considerado el "padre" de los Museos Vaticanos, pero no se terminó hasta 1667 con el arreglo definitivo de la plaza.
Donde se encuentra la actual basílica había una basílica primitiva cristiana construida por el emperador Constantino en el siglo IV, donde fue enterrado San Pedro. Su historia es extremadamente compleja, con una larga lista de arquitectos y artistas que contribuyeron a su realización: Bramante, Giuliano da Sangallo, Rafael, Antonio da Sangallo el Joven, Baldassarre Peruzzi, Miguel Ángel, los Vignola, Giacomo Della Porta, Domenico Fontana, Carlo Maderno y, en los últimos 40 años, Gian Lorenzo Bernini.
La columnata y la fachada de la Basílica
Un consejo: entrad en la plaza por una entrada lateral para garantizar el efecto sorpresa de la columnata elíptica de Bernini, que aparece de repente y parece moverse.
Viniendo de la amplia y frontal Via della Conciliazione, construida en el siglo XX, este efecto se pierde.
Hay 284 columnas coronadas por 140 estatuas de más de 3 metros de altura y 6 escudos de Alejandro VII.
En el centro de la columnata hay un obelisco egipcio transportado a Roma en el año 37 y dos fuentes: una de Maderno y otra de Fontana. De pie sobre los discos de pórfido a ambos lados del obelisco, que son los focos de la elipse, las filas de columnas se alinean perfectamente y sólo veréis la primera, ¡las demás desaparecen!
Para entrar en la Basílica, se sube una escalinata y se atraviesa el pórtico de la fachada: desde el balcón central, llamado la Loggia delle Benedizioni, el Papa aparece para el Ángelus y se anuncia la elección del nuevo pontífice.
El interior de la Basílica, una concentración de obras maestras
El interior de la basílica impresiona por su majestuosidad y la riqueza de sus decoraciones barrocas. Son imprescindibles la estatua de bronce de San Pedro, atribuida a Arnolfo di Cambio; el monumental baldaquín con columnas de altar retorcidas, de bronce tomado del Panteón, de 30 metros de altura, de Gian Lorenzo Bernini; la Piedad de Miguel Ángel, que el escultor realizó cuando tenía 23 años; el monumento funerario de Clemente XIII, una de las mejores obras de Antonio Canova; las estatuas de Urbano VII, la tumba de Alejandro VII y la Silla de San Pedro de bronce dorado del ábside, y otras obras maestras de Bernini.
Tras la Sacristía, una sala de finales del siglo XVIII con ocho columnas procedente de la Villa Adriana de Tívoli, se accede al Tesoro de San Pedro, donde se exponen muebles sagrados, estatuas y diversos objetos de arte, en su mayoría regalos a los papas. No os perdáis un copón de Donatello, el monumento a Sixto IV de Pollaiolo, algunas obras preciosas de la época bizantina, y el sarcófago de Junius Bassus del siglo IV.
La majestuosa cúpula de San Pedro
Símbolo de la ciudad de Roma, "Cupolone" para los romanos, Miguel Ángel diseñó la Cúpula de San Pedro, pero no la vio terminada: fueron Domenico Fontana y Giacomo Della Porta quienes completaron la obra. Se puede subir en ascensor a la terraza que da a la plaza.
Después hay una escalera de 330 peldaños en un pasillo entre la cúpula exterior y la interior que permite asomarse a la primera galería, a 53 metros, para admirar de cerca los mosaicos de la cúpula.
También podéis subir a la cima y desde allí Roma estará a vuestros pies.
Las Grutas Vaticanas
Las llamadas Grutas Vaticanas se encuentran bajo el suelo de la basílica, en el hueco entre el suelo actual y el de la basílica sobre la que se construyó. Alberga la Tumba de Pedro y numerosos papas y gobernantes en el altar y la cúpula de Miguel Ángel.
Las Grutas tienen varios altares y nichos, llenos de las obras de arte que adornan las distintas tumbas papales y otras obras paleocristianas de la antigua basílica, como vasos sagrados, estatuas, y fragmentos de columnas. Una de las obras más valiosas es la tumba de Bonifacio VIII, realizada en parte por el escultor Arnolfo di Cambio en 1300. También destaca la tumba de Pío VI, obra de Antonio Canova (siglo XIX).