Resumen
El monumento se compone de dos partes superpuestas, completamente independientes y orientadas en distintos sentidos, que además se remontan a épocas diferentes. Fue originalmente parte de una villa, cuya presencia está atestiguada por los restos arqueológicos localizados en el banco de toba de la colina situada en la parte inferior y por los estanques de peces semisumergidos en la lámina de agua ubicada delante. Según una teoría, la mansión habría pasado de manos de Hortensio a Antonia, esposa de Druso, luego a Nerón y, en última instancia, a Vespasiano, de la dinastía Flavia.
El edificio superior, situado a una altura de 3 metros sobre el actual nivel del suelo, es una gran cisterna de época imperial, dividida en cuatro naves, con bóveda de cañón sostenida por tres filas de pilares, una de las cuales forma una terraza, revestida de un pavimento de «signinum». La estancia está excavada en la toba hasta una profundidad de 2 metros y está recubierta por una mampostería de «opus reticulatum» y sillares de fijación de toba. En el interior de cada bóveda hay pozos de inspección cuadrados, mientras que en la esquina norte se abre un nicho, visible gracias al revestimiento de yeso.
En un nivel más bajo, a 6 metros del edificio anterior, se ha identificado un sistema de túneles para el suministro de agua, que datan de la época republicana y que solo se han explorado parcialmente. Estos últimos, con orientación este-sudeste/oeste-sudoeste y dispuestos de modo ortogonal, tienen una altura aproximada de 4 metros, con una bóveda cuya cubierta está conectada por pasajes bajos y estrechos que permiten la comunicación, cubiertos con tejas a dos aguas o con cubierta plana. Los túneles están excavados en la toba y revestidos con «opus coementicium» y «cocciopesto», cuya presencia demuestra que estaban diseñados para funcionar como cisternas. Todavía hoy, en las paredes de estas estancias, se pueden ver los nombres de los visitantes de siglos pasados grabados al carboncillo.
