Segunda etapa del Giro de Italia 2023: de Téramo a San Salvo, pasando por Pescara

Aquí estamos en Téramo, el domingo 7 de mayo, para comenzar la segunda etapa del Giro de Italia. Una ciudad con una rica y antigua historia, que se remonta a los fenicios. El pueblo medieval se considera uno de los más bonitos de los Abruzos.

Situada en las laderas del Gran Sasso, donde la colina desciende hacia el mar, goza de una posición estratégica que permite visitar un territorio rodeado de naturaleza, entre viñedos y olivos. El centro histórico se puede visitar a pie y tiene su núcleo central en Piazza Martiri della Libertà, salpicada de edificios históricos de diferentes épocas e iglesias importantes, como la catedral de Santa Maria Assunta, de estilo románico y gótico, reconocibles de inmediato en la fachada principal. En el centro histórico de la ciudad se encuentran los restos del anfiteatro romano (siglo I d. C.) y del teatro romano (siglo II d. C.), en un excelente estado de conservación.

Pedaleando sobre el «gran anillo» ciclopeatonal que rodea a Téramo, se encuentra el yacimiento arqueológico de Ponte Messato, que se eleva sobre la via Cecilia, una antigua calzada romana empedrada, que, por diversas analogías con la Vía Appia se llama «Appia Teramana». Aquí se puede hacer una visita a la antiquísima necrópolis de orígenes prerromanos, descubierta a inicios de los 60, una vasta zona que alberga muchísimos hallazgos de épocas diferentes.

Téramo está rodeada por las espléndidas montañas del parque nacional del Gran Sasso, las más altas de los Apeninos, que en invierno se cubren de un manto blanco y en verano acogen numerosas e interesantes actividades deportivas, además del ciclismo, como el trekking, el trekking a caballo, el excursionismo y numerosas actividades para niños.

La variada tradición enogastronómica se ve favorecida por encontrarse cerca de la montaña, por la calidad de los quesos y los embutidos producidos por las manos maestras de los pastores, y del mar, que es una fuente exclusiva de platos especiales, como el «brodetto», una sopa de pescado con un sabor único y delicioso.

En el trayecto de la carrera ciclista nos encontramos con Pescara, famosa por su fascinante paseo marítimo y las hermosas playas de aguas poco profundas del mar Adriático, así como por ser la «ciudad de D’Annunzio», una ciudad animada y armoniosa, ideal para visitarla en cualquier época del año, gracias a su clima templado. Su historia milenaria guarda un perfecto equilibrio con la modernidad, acoge a visitantes de todas las edades y atrae a huéspedes con diferentes intereses.

Entre los edificios de gran importancia histórica se encuentra la casa natal de Gabriele D'Annunzio, hoy museo. En el centro de Pescara Vecchia se encuentra la catedral de San Cetteo, dedicada al patrón de la ciudad, construida en los años 30 por voluntad del Vate, que alberga en su interior una pintura de San Francisco, de Guercino, donada por el propio D'Annunzio.

Al caminar por el paseo marítimo, se divisa una gran cantidad de playas equipadas, para pasar el día y la noche, cuando los numerosos locales se animan con atracciones de distintos tipos. No faltan los restaurantes junto al mar donde degustar el típico «brodetto pescarese» y el bacalao o las especialidades a base de carne, como los asados, plato típico de los Abruzos, así como la «trippa alla pennese», para los más atrevidos.

La segunda etapa ciclista termina en San Salvo, pequeña localidad de la provincia de Chieti, la última de la Costa dei Trabocchi, un lugar codiciado para pasar las vacaciones de verano por el mar cristalino y las playas bien mantenidas, equipadas para disfrutar de las actividades más variadas.

Debe su nombre a un monje benedictino, que fue rector de la abadía, en el siglo IX d. C., pero sus orígenes son muy antiguos, ya que se remontan hasta la prehistoria, como lo demuestran los hallazgos arqueológicos del territorio. El parque arqueológico del Quadrilatero, en el centro histórico, alberga la mayoría de los edificios históricos, incluido el museo municipal Porta della Terra, el Museo de la Abadía, la Isla Arqueológica del Claustro, la Casa del Mosaico Romano, el acueducto romano y la iglesia de San Giuseppe, anterior al siglo XIII y considerada el monumento más importante de la localidad.

En San Salvo Marina, después de una gran intervención de recuperación, en el 2000 se estableció una reserva natural denominada biotopo costero, una de las pocas franjas arenosas de los Abruzos donde todavía hay dunas, y junto al área protegida se encuentra el Giardino Botanico Mediterraneo de San Salvo, donde se pueden encontrar numerosas especies de plantas exuberantes en el ecosistema marino.

La zona conserva la tradición enogastronómica campesina, de productos genuinos, como la «pasta alla chitarra» hecha a mano, los embutidos, el magnífico vino Montepulciano d'Abruzzo y el aceite, muy apreciados y exportados a todo el mundo.