En 1956, la Superintendencia de Galerías y el prior de la iglesia de San Domenico crearon un museo para reunir las obras que se habían conservado tanto en la iglesia como en el convento. En la sala inferior se puede admirar una amplia colección de obras de los siglos XIV al XVIII, entre las que destacan los famosos «Desposorios místicos de Santa Catalina» de Filippino Lippi, el Crucifijo de Giunta Pisano y el Santo Tomás de Guercino, así como un valioso libro coral iluminado de la misma época y varios relicarios, como el relicario de Santo Tomás de Aquino, del siglo XV, y el dedo de San Luis de Francia, del siglo XIII. En la sala superior se exponen varios muebles religiosos como candelabros, incensarios, cálices y un baldaquino del siglo XVII, que junto con el Manto de la Virgen del Rosario fueron ofrecidos en voto a los boloñeses, en 1630, como agradecimiento a la Virgen del Rosario por el final de la peste.
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