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Destino turístico
Una capital de la Toscana por descubrir: Pistoya

Pistoya sorprendente: terracota vidriada, subterráneos y arte en una granja

Tipología
ruta a pie
Duración
3 días
Número de etapas
7
Dificultad
Fácil

El resplandor de los colores de la fachada del hospital del Ceppo es el símbolo más clamoroso del arte histórico de Pistoya. Colores brillantes que destacan sobre fondos blancos o celestes, resultado de una elaboración particular que solo la terracota vidriada puede ofrecer. Se trata de una técnica en la que las figuras pueden tener mayor o menor grosor, pero resultan mucho más vívidas que en el caso de las estatuas monocromas, además de resistir la intemperie durante siglos sin miedo a envejecer.

Las terracotas vidriadas de Luca della Robbia y de su círculo, de los siglos XV y XVI, no son evidentemente las únicas muestras de arte en Pistoya. También sorprenden otros grandes edificios históricos del centro, empezando por la catedral y, sobre todo, bajo el mismo hospital del Ceppo, el excepcional recorrido subterráneo a lo largo del lecho de un antiguo arroyo.

Sin embargo, Pistoya también tiene el atractivo de ser una ciudad moderna, más bien contemporánea. Se ha creado una espléndida biblioteca reutilizando una antigua fábrica ferroviaria. La última etapa incluye el uso del coche, ya que se encuentra en el campo, a las afueras de la ciudad. Se trata de la granja de Celle, donde podrás disfrutar de la pasión por el arte de Giuliano y Pina Gori: inmersas en la naturaleza, encontramos obras de nuestro tiempo, a menudo de grandes dimensiones, que aparecen entre la vegetación de forma repentina e inusual. Es una mezcla al aire libre de refinamientos antiguos y futuros, donde los montajes de artistas contemporáneos se encuentran dispersos alrededor de una villa con medio milenio de historia.

Día 1

San Giovanni Fuorcivitas

San Giovanni Fuorcivitas

La primera señal llamativa del centro histórico, especialmente para quienes se bajan del tren en la estación de Pistoya o para quienes dejan el coche en uno de los aparcamientos cercanos, es la librea de franjas de color blanco y verde oscuro de San Giovanni Fuorcivitas: basta con seguir Via XX Settembre y Via Francesco Crispi para encontrar este edificio cuadrado que, a primera vista, no parece ser una iglesia. San Giovanni no parece de inmediato una iglesia porque no tiene una fachada en el sentido tradicional del término: cuando se sale de Via Francesco Crispi por Via Cavour se descubre que la portada de entrada se abre, con poca espectacularidad, en un lado del edificio. Detengámonos un momento en el nombre. En latín fuorcivitas significa «fuera de la ciudad» y, efectivamente, en la época de su construcción, en el siglo XII, este lugar no formaba parte del centro de la ciudad.

Desde la estación, incluso antes de dirigirte al corazón de Pistoya, puedes tener un anticipo de la ciudad contemporánea siguiendo, a la izquierda, por Via Sandro Pertini: caminando encontrarás la biblioteca San Giorgio, un buen ejemplo de cómo se puede intervenir con inteligencia en un edificio industrial en desuso. Antes estuvieron aquí los talleres San Giorgio y luego Breda Ferroviaria-Pistoiese, donde se fabricaban vagones de tren y autobuses. Hoy en día, este espacio, además de ser una de las mayores bibliotecas públicas de la Toscana, destaca por la belleza arquitectónica de sus arcadas, que recuerdan a las de los antiguos talleres, y por las obras de arte contemporáneo que se conservan en su interior.

San Leone, una exiglesia

San Leone, una exiglesia

Afortunadamente, Via Cavour está peatonalizada: unos días puedes encontrarte con las mesas de los cafés y otros con los puestos del mercado. No muy lejos, al fondo de una plazoleta, se encuentra la antigua iglesia de San Leone, hoy elegante sede expositiva entre frescos del siglo XVIII: en el momento de la visita a la ciudad lo mejor será que te informes sobre la exposición que se está llevando a cabo. 

En 2017, cuando Pistoya fue Capital Italiana de la Cultura, precisamente una exposición en San Leone hizo que el público descubriera que la técnica de la terracota vidriada desarrollada por Luca della Robbia no se expresaba solo en los relieves y en el color: su conmovedora «Visitación» es una estatua de bulto redondo, una obra maestra de ternura y sacralidad. El grupo escultórico se encuentra ahora de nuevo en la iglesia de San Giovanni Fuorcivitas. San Leone se encuentra muy cerca de Piazza del Duomo. Te aconsejamos que no vayas de inmediato, sino que gires a la izquierda por Via San Matteo, cruces Via Roma y llegues poco metros después a la recogida Piazza della Sala: el Leoncino, ubicado en el siglo XVI sobre el pozo tardomedieval, recuerda que entonces Pistoya formaba parte del Estado florentino de los Médici.

Día 2

Piazza del Duomo

Piazza del Duomo

El corazón de Pistoya está en esta plaza y frente a la catedral de San Zeno, con su campanario, frente al baptisterio de San Giovanni in Corte y con el antiguo palacio de los Vescovi (Obispos) en la esquina. El panorama es muy diverso: entre el tono renacentista de la fachada de la iglesia, el gótico del baptisterio y el medievo restaurado de la antigua sede episcopal, es difícil decidir cuál atrae y fascina más.

La síntesis que se logra en la plaza es a la vez arquitectónica, histórica y ambiental, aunque en realidad se trata de la combinación de dos plazas vecinas: la menor, eclesiástica, y la mayor, a la izquierda de la iglesia, laica.

El espacio más amplio está marcado por el palacio del Comune ,con su museo municipal de Arte Antica, y por otras sedes de organismos civiles, como los juzgados y la oficina de turismo.

Catedral de San Zeno

Catedral de San Zeno

Realmente, la catedral o «duomo» de Pistoya, construida en el siglo XI, se presenta como una mezcla a gran escala de los principales atractivos que ofrece la ciudad: blanco y verde oscuro en el exterior, como en San Giovanni Fuorcivitas, y terracota vidriada en la bóveda y las lunetas de la portada, como en elhospital del Ceppo.

Pero hay mucho más. También están la elegancia de la arquitectura románica al estilo de Pisa y la altura del campanario, completado con su cúspide mucho más tarde. Hay un interior solemne en su sencillez, donde brillan el relicario del siglo XV de san Jacopo, de refinada escuela florentina, y el altar, también dedicado a Santiago el Mayor, que es una obra maestra de orfebrería gótica. Las iglesias como la catedral de Pistoya son tan complejas y ricas, con tanto que contar, explicar y sintetizar que, tal vez, el único consejo que se puede dar es que te detengas frente a la fachada para mirar desde el exterior, para luego entrar y respirar su atmósfera, meditando con calma y libremente sobre cada estatua, cada fresco, cada candelabro. Es algo superior a nosotros, y eso sin hablar del baptisterio, que se encuentra aparte.

Hospital del Ceppo

Hospital del Ceppo

Desde Piazza del Duomo puedes seguir la calle que bordea por la izquierda el palacio del Comune, luego tomar a la izquierda por Via Filippo Pacini y llegar a Piazza Giovanni XXIII. Aquí no puedes dejar de observar el friso y los tondos de terracota vidriada de la fachada de un edificio histórico: el hospital del Ceppo.

En realidad, el hospital no es solo histórico: todavía funciona como centro médico. El nombre informal y el símbolo se remontan, en cambio, a siglos atrás. La tradición dice que cuando se comenzó a recaudar fondos para establecer el hospital, a finales del siglo XIII, las monedas se acumulaban en un tronco. También hay otra versión, la de que un tronco de castaño floreció inesperadamente indicando el sitio destinado para el hospital.

El encanto del lugar no radica solo en el espectacular friso exterior. Se trata de una larguísima historia de tratamientos e investigación, que alcanzó a lo largo de los siglos altos niveles de calidad, y que hoy tiene su testimonio no solo en el nuevo gran hospital situado a las afueras, sino también en el museo del hospital del Ceppo, que se encuentra instalado aquí. Más todavía: en el subsuelo del complejo puedes realizar una visita muy sugerente en compañía de los guías de Pistoia Sotterranea.

 

Día 3

Pistoya subterránea

Pistoya subterránea

Una moderna escalera te ayudará a penetrar bajo el hospital del Ceppo, en una pequeña aventura que los carteles llaman con razón viaggio nel labirinto della storia (viaje por el laberinto de la historia). Un guía te acompañará durante más de 600 metros para descubrir cómo un torrente vital para Pistoya se ha desviado varias veces y se ha transformado en una gran galería subterránea alrededor de un canal. Ahora el túnel se mantiene seco y el curso de agua se ha sustituido por una pasarela.

Se puede caminar cómodamente bajo los arcos, pero siempre por la parte central del recorrido, porque a los lados, en algunos tramos, incluso para un niño el espacio resulta insuficiente. Era un entorno muy frecuentado, como demuestra lo que queda de los molinos, herrerías y lavaderos, todas ellas actividades dependientes del agua.

Naturalmente, el saneamiento que ha hecho posible el acceso también ha eliminado el antiguo uso del canal, al igual que el alcantarillado, y ha revelado estratificaciones constructivas que atestiguan unos ocho siglos de sucesivas intervenciones. Los guijarros del antiguo lecho del arroyo aparecieron en los primeros trabajos, esparcidos de forma desordenada debido a las distintas inundaciones, pero fueron reubicados a mano uno a uno.

Granja de Celle

Granja de Celle

Para llegar a la granja de Celle se necesita un coche: los campos que rodean la villa del matrimonio Gori se encuentran junto a Via Montalese, a más de cinco kilómetros del centro histórico de Pistoya. También se puede llegar en autobús, pero se tarda al menos media hora. Para visitarla hay que reservar con antelación porque es una propiedad privada y solo se aceptan grupos. Sin embargo, vale la pena. Los montajes de artistas contemporáneos internacionales, distribuidos entre campos, árboles, jardines e incluso algunos edificios históricos fascinantes en plena naturaleza, marcan las etapas de una caminata con subidas y bajadas que puede durar más de un par de horas y que requiere que te quedes, de principio a fin, junto con el guía, ya que conoce el lugar y hace una presentación de cada una de las paradas. El único problema es que llueva, porque lamentablemente en ese caso hay que suspender la visita. ¿Cómo surgió esta experiencia totalmente excepcional? Poco después de mediados del siglo XX, Giuliano y Pina Gori empezaron a coleccionar obras de arte contemporáneo de alto nivel en la localidad de Prato. En 1970, la parte histórica de la colección se trasladó hasta aquí, y aquí se puso en marcha un programa de arte ambiental que involucró y sigue involucrando a nombres de primer nivel, a menudo en intervenciones específicas «in situ», es decir, creadas y realizadas en este lugar y para este lugar. Entre los artistas que han compartido el proyecto desde los años 80 se encuentran Fausto Melotti, Dennis Oppenheim, Richard Serra, Mauro Staccioli, Nicola De Maria, Luciano Fabro, Mimmo Paladino, Giuseppe Penone y Michelangelo Pistoletto. En resumen, quien aprecie el arte contemporáneo, como se suele decir, estará en su salsa.

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