El Festival de Esculturas de Hielo del Alto Adige es la excusa para unas vacaciones en la nieve en enero

A medida que se acerca el Día Mundial de la Nieve, que en 2023 será el domingo 15 de enero, el Festival Internacional de Esculturas de Hielo regresa a la pintoresca localidad de San Vigilio di Marebbe. El evento llega a su 32ª edición: es un programa que va del 11 al 13 de enero, cuando se verán competir a 30 artistas de todo el mundo al son de alambre de espino, sierras, palas y, por supuesto, mucha nieve. En los rincones más pintorescos de la localidad del Tirol del Sur, a una altitud de 1285 metros, con temperaturas gélidas que en esta época del año oscilan entre 0° y -8°, podréis admirar gigantescos cubos de nieve prensada y congelada con agua, con los que los 10 grupos de participantes crean esculturas realmente únicas.

Además, su proximidad a la estación de esquí de Plan de Corones, lo convierte en el destino perfecto para los amantes de este deporte, con más de 100 km de pistas para momentos de puro disfrute. Gracias a las escuelas de esquí, a los principiantes se les ayuda a dar sus primeros pasos, mientras que los más experimentados pueden recibir asistencia para mejorar su técnica. Cada escuela presenta ofertas adaptadas a cualquier necesidad, desde esquí alpino a snowboard, pasando por trineo, telemark (esquí con giros) y esquí de fondo.

Si, por el contrario, preferís disfrutar de otras experiencias, podéis probar a dar relajantes paseos por la nieve o maravillosas excursiones con raquetas por los senderos del parque natural de Fanes-Senes-Braies.

El original casco histórico de la localidad, con sus casas tradicionales ladinas, también merece una visita. No os perdáis la catedral, con su fachada barroca, su campanario gótico y el altar mayor renacentista tallado en madera; ni el castillo de Ras, en cuyo ático aún son visibles las almenas originales. En resumen, en San Vigilio di Marebbe podréis dejar atrás el ajetreo de la ciudad y disfrutar de unas vacaciones maravillosas.

El hielo también es el elemento principal en San Candido, que acoge el Festival Internacional de Esculturas de Hielo, unos días más tarde que el festival de San Vigilio, exactamente del 16 al 18 de enero. Allí podréis admirar por la noche las obras de los artistas, gracias a un sistema de iluminación especialmente instalado, incluso hasta la primavera, cuando el tiempo más cálido derrita las esculturas.

En el corazón de Alta Pusteria, a 1175 metros de altitud, la encantadora localidad del Tirol del Sur se encuentra a unos 20 km del lago Braies: una visita obligada para los que están en la zona.

San Candido se presta perfectamente a unas vacaciones de esquí, gracias a las estaciones de esquí de las 3 Cimas de los Dolomitas y sus 115 km de pistas con todos los niveles de dificultad. Podeís optar por esquiar por las pistas o deslizaros con los trineos, todo ello dentro de un paisaje natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aprovechad los cómodos remontes, incluida una moderna telecabina de 10 plazas, y haced felices a los niños con las numerosas atracciones de la zona, incluido el pueblo de los gnomos del Monte Baranci.

Dad un salto hasta el mágico Mercadillo de Navidad, repleto de artesanía local y especialidades gastronómicas. Respirad también el ambiente festivo de sus iglesias y monumentos, decorados con luces y adornos.

Por último, disfrutad de un agradable paseo en bicicleta de San Candido a Lienz, por uno de los senderos más populares del Alto Adige, la ciclovía della Drava. Es un sendero de 44 km bien señalizado y poco exigente, también apto para familias, maravillosa excursión sobre dos ruedas. Esta experiencia merece la pena que la probéis, en primavera o verano, para explorar dos países a través de los prados y bosques que llevan del Alto Adige al corazón del Tirol Oriental.

El invierno en San Vigilio di Marebbe y San Candido, entre románticos copos de nieve, agradables excursiones y dinamismo en las pistas, es la opción perfecta para unas vacaciones plenas de diversión y relax. Os vais a sumergir en un paisaje encantado, donde podréis hacer una pausa a vuestra rutina diaria, quizás tomando una taza de té o chocolate caliente en un característico refugio de montaña.