Viaje para descubrir los dulces típicos de Navidad en el norte y centro de Italia

Valle de Aosta

En el Valle de Aosta no dejes de probar el flantze, un pan dulce con mantequilla diseñado especialmente para las fiestas navideñas. ¿Cómo no mencionar el tan típico Mont Blanc? Es uno de los postres más famosos de la tradición del Valle de Aosta, elaborado con puré de castañas, cacao o chocolate negro y coronado con trozos de nata montada.

El mecoulin es el pandolce de Cogne y sus orígenes se remontan a la Edad Media. Se trata de un pan dulce con una masa fermentada similar a la del panetone de Liguria y que contiene pasas con sabor a ron.

Lombardía

En Sondrio, Valtellina, está la bisciola, un pan relleno de frutas e higos secos que da paso al panetone, el rey milanés de los dulces navideños.

Hacia Valcamonica, para las fiestas de fin de año se encuentra la versión navideña de la spongada, una focaccia dulce y de suave relleno, mientras que la zona de Bérgamo es tradicional preparar polenta y osei, un bizcocho en forma de polenta cubierto de pasta de almendras y decorado con pájaros de mazapán. Para aquellos que deseen un postre seco, pero con un corazón suave, están los amaretti de Saronno, que deben degustarse rigurosamente con una copita del licor homónimo.

En las mesas lombardas nunca falta el turrón de Cremona en Navidad. Desmenuzado, blando, duro o cubierto de todo tipo de chocolate, hace feliz a todo el mundo.

Liguria

En Liguria, el pandolce es el dulce típico que abre el camino a la Navidad. Es muy picante y de tradición muy antigua, por lo que se pueden encontrar diferentes versiones del mismo.

Algunos los confunden con los besos de dama, pero los besos de Alassio son crujientes por fuera y blandos por dentro. Esta mezcla ganadora de avellanas, nata y chocolate garantiza el puro disfrute.

Véneto

En todo el norte de Italia la tradición ha contribuido a forjar una serie de dulces típicos navideños y la región del Véneto también hace gala de ello.

Por ejemplo, en Verona, además del atemporal pandoro, entre los dulces típicos navideños venecianos se encuentra el nadalin, su auténtico antecesor, inventado para celebrar la primera Navidad de Scala bajo el dominio de la familia Scala.

¿Y qué tal una dosis de azúcar mientras saboreas una casita de mazapán? Aunque hoy en día se considera un pastel del sur de Italia, el mazapán encierra una antigua historia de amor que lo vincula a la ciudad de Venezia. Su nombre deriva de «marci panis», que significa «pan de San Marcos» y, como monopolio de la laguna, se enviaba a los mercados del norte de Europa marcado con el símbolo del León de San Marcos.

Trentino Tirol del Sur

Al emprender este viaje culinario para descubrir los dulces típicos del norte y del centro de Italia, en Trentino y en Tirol del Sur es posible que te envuelva la fragancia de un strudel de manzana aún caliente y un zelten, el típico bizcocho a base de frutos secos y frutas confitadas; o por un brazedel, una llamativa rosquilla, el tradicional regalo del Trentino para los ahijados en el día de Año Nuevo.

No faltarán panaderías para elegir, al igual que no faltarán dulces: galletas de pan de especias, un maravilloso pastel de cerveza de Fiemme, un burro de Santa Lucía o un magnífico bizcocho de arándanos de trigo sarraceno harán las delicias de tu paladar.  

Emilia Romaña

Tras descubrir los dulces navideños del centro de Italia, es hora de dirigirnos a Emilia Romaña. Aquí, encontramos muchas variedades de pan dulce como el pan de Navidad de Módena, el panone boloñés o el pampepato ferrarés cubierto de chocolate.
Mención aparte para un auténtico manjar que se sirve en las mesas de las zonas de Módena y Reggio Emilia. ¿Has probado alguna vez los tortelli de Navidad? Se hornean o se fríen y se rellenan con crema pastelera, mermelada o pesto navideño, elaborado con mermelada, castañas, nueces, piñones, café en polvo, ron o licor.

Toscana

Cuando habla de los dulces típicos navideños del centro de Italia, es obligatorio pasar por las mesas toscanas. Es más, en esta región, los dulces son las estrellas de la cocina con nombres a menudo graciosos y divertidos.

Los exquisitos ricciarelli, junto con el panpepato y el panforte, componen el envidiable tríptico de dulces navideños de la Toscana puesto en la mesa con motivo de las fiestas de la ciudad de Siena. Por supuesto, no nos olvidamos de los cantuccini, galletas típicas de almendras que, bañadas en el vino santo, son el colofón perfecto para la cena de Navidad.

Marcas

En las Marcas, la pizza de Navidad es una auténtica institución.

Frutos secos como nueces, avellanas y almendras, pasas e higos secos mezclados en la masa de la pizza, una ralladura de limón y naranja, azúcar, cacao y aceite de oliva: he aquí tu pizza de Natà.

Otro dulce de las Marcas que vale la pena probar es Lu Serpe, una serpiente de masa quebrada rellena de almendras y amaretti a la canela, luego glaseada y decorada. Se dice que su origen está en el monasterio de Falerone y que las monjas clarisas han transmitido la receta hasta nuestros días.

Lazio
En el Lazio es típico el pangiallo, un postre cuyo origen se remonta a la antigua Roma, donde se acostumbraba a elaborar dulces con una pátina dorada durante el solsticio de invierno, para favorecer el regreso del sol.

En Roma no dejes de probar las galletas de Lazio por antonomasia: los tozzetti. En Navidad son muy populares y se producen en grandes cantidades. La receta mezcla chocolate y frutos secos con unas gotas de limón y algo de canela: el resultado es para chuparse los dedos.

Los Abruzos

En los Abruzos están los caggionetti, pequeños y deliciosos raviolis fritos que no podrás dejar de comer. Su relleno es sabroso y suave, a base de castañas, chocolate o mermelada de uva. El toque final: una espolvoreada de azúcar glas.

Otro dulce de Navidad de los Abruzos es el bocconotto, originario de la provincia de Chieti. Lo bastante pequeños como para comerlos de un solo bocado, están rellenos de mermelada de uva y espolvoreados con el indispensable azúcar glas. Una delicia.

En definitiva, la Navidad en la mesa de toda la península huele a mantequilla y dulzura. Preparar los dulces típicos de Navidad con las propias manos no es imposible. Los ingredientes son: manos en la masa, un poco de práctica y quizás un curso para guiarte en el proceso. En cualquier caso, el secreto que se transmite de generación en generación es siempre el mismo: el amor.